Estimados lectores, es para mí un honor y una satisfación comenzar el primer discurso navideño de este blog. Hoy después de grandes comilonas, y "bebilonas", llega el momento de hacer repaso a las cosas importantes de este "nuestro país del vino y la gstronomía".
Uno de los problemas fundamentales de este país es: ¿porqué permitimos las servilletas de papel de los servilleteros de los bares?. Son servilletas que no cumplen su función, ya que no limpian y además con la cuarta ya llevas los morros jodidos de escozor.
Otro de los problemas importantes de este país, y ya va siendo hora de solucionarlo, es que los secadores de pared de los baños nunca funcionan. Tu meas y tras lavarte las manos, le das al pulsador con el codo y lo máximo que obtienes son dos milésimas de segundo de aire, insuficientes a todas luces para tanta agua en las manos, por lo que no queda otro remedio que atusarte un poco el pelo, y lo sobrante al culo del pantalón, y lo que es peor, fuera del baño tener que coger otra vez las jodidas servilletas, del jodido servilletero, que ni limpian, como ya he dicho, ni secan.
También es un problema grave, gravísimo de este país, llegar a casa con un vino o un cava, en el que nos hemos gastado un pastón, y tener que echarlo en estas copas labradas de casa de los padres de tu mujer, en las que al mirar al trasluz, para ver el color del vino, vemos a la suegra, al suegro, a tus cuñados, y a todo cristo reflejados en la copa, con lo cual no sabemos si el vino que hemos puesto es claro, es tinto o tiene color. Tenemos normalmente una cena cojonuda, un vino, en este caso cojonudo, ¿y las copas qué?.
Vayamos ahora con los temas más serios, con los del cava, "champancico", de las botellas que llevan en casa, desde antes que nosotros viviesemos en esa casa, es más, hay frigoríficos que creo, que ya llevan esas botellas. Tú compras ese frigo, en lo de mi amigo "El Pateto", y te lo explican, arriba para tal, debajo la fruta, abajo o arriba el congelador, y ahí, ya lo veís para la botella de cava. Con dos cojones, la botella de cava viene de serie, no es un extra, y siempre sale el día más especial, vamos a brindar, ¡boom!, el corcho sale disparado antes de soltar los hierros del tapón, como si toda la puta vida hubiese estado esperando esa botella, que alguien la cogiera entre sus manos, la burbuja es tan fina como las bolas de jabón que suelta el fairy, el retorzijón que te da en la tripa, es tan duro como la patada en los cojones más inesperada.
Y el último problema serio de este país, tener que decirle a todo el mundo ¡feliz navidad!, o como se dice en mi tierra, ¡a pasar buena noche!, no me jodas, después de tomar vermuth, con esas servilletas, despues de llevar el culo mojao toda la tarde, y después de tenerte que zampar ese mal llamado aquí champán, en las copas ya reseñadas, ¿como cojones vas a pasar buena noche?.
P.D.:Ya sé que este discurso no va a tener tanta repercusión mediática como otros del día de Nochebuena, pero en mi humilde opinión creo que tiene más contenido, e incluso mayor calado político.