Bajo este aspecto de divo, que podría serlo, de la música, de las artes plásticas, de la ciencia...., se esconde un sumiller de los pies a la cabeza, de los que deberían de existir, pero no existen, de los que deberían nacer, pero no nacen. De momento, no puedo considerarme su amigo, porque para ello se necesita más "roce", lo que me considero es un admirador de la parte de su trabajo que hasta el momento conozco, la de su conocimiento y trato del vino.
Preocupado por los vinos clásicos, por las novedades, por las añadas, por las variedades, por los bodegueros, por las presentaciones, por los "biendichos" o "maldichos" maridajes, por los blancos, por los tintos, por los dulces, por los cavas, por los champagnes, por los espirituosos...., en definitiva un placer sentirse tratado por la gran persona que se esconde bajo su imagen exterior, siempre accesible para todo el mundo, sin intentar dictar falsas lecciones sino compartiendo lo que conoce para mayor aprecio de lo que vende.
Y si bien dice el dicho, que el que quiera aprender que vaya a Salamanca, en este caso no es necesario si se vive en Zaragoza, donde ejerce Jesús, en el Restaurante Aragonia del Hotel Palafox, donde pasar un rato en la mesa se convierte en un verdadero placer y uno se siente tratado como un auténtico señor, y es por ello que para quién así trata , el trato para él siempre ha de ser también de Don, en este caso Don Jesús Solanas Murillo.
P.D.: La imagen capturada de la web, creo que la original pertenece al Periodico de Aragón (gran foto por cierto)
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