miércoles, 26 de enero de 2011

MADRID FICCIÓN

Creo que la cocina y el vino están tomando caminos opuestos. Estos días en los que nos están bombardeando en todos los informativos con noticias, reportajes, recetas y demás majaderias de Madrid Fusión, me está quedando cada vez más claro que vino y comida actual se dan de hostias.
No creo que haga falta hablarles de hidrógeno, criogenización de alimentos, liofilización de cualquier cosa comestible y no se que más mandangas, bueno sí, la última, la de los Arzak, padre e hija, que van por el camino de la gastronomía electrónica, ¡ con dos cojones!. Por lo que se ve consiste en un tipo de vajilla, para que podamos ver y oir el mar o el crepitar de las brasas mientras comemos, lo que pretenden es que la comida sea multisensorial, y que agudicemos todos los sentidos mientras comemos. ¿Que, como te quedas?...Creo que o se nos están riendo o nos están tocando los cojones en exceso, ya no faltaria más que hubiera algún electocutado al echar la sopa sobre esos platos electrónicos, o algún que otro "garrampazo"al untar lo que te pongan, bueno esto es imposible porque ahora ya no se puede untar nada , porque no hay nada para untar en los platos, por lo menos apetecible.
En resumén la cocina va por los últimos avances, por desconstruir lo comestible para volverlo a construir, pero como siempre pasa luego siempre faltan piezas, deconstruyes por ejemplo un bogavante y por cojones que al final te sobran patas y te falta la cabeza, o lo más habitual te falta "el chichón", que llamamos en mi tierra, y es que el mencionado chichón lo han deconstruido a su vez para hacer la espuma que le ponen de boina al bogavante, vamos que nos han jodido.
El mundo del vino, del vino bueno, está volviendo a los orígenes, a buscar los viñedos más antiguos, a hacer laboreos como nuestros antepasados, a evitar la química lo máximo posible, a elaborar con las mismas técnicas de siempre pero con recipientes más limpios (acero y buenas barricas de madera), a dejar que la uva se muestre más, a buscar la tipicidad, a intentar que el vino muestre el terreno donde está asentada la cepa, y eso se consigue interviniendo lo menos posible en la elaboración y crianza del vino.
De la forma antes descrita, estamos llegando a vinos poderosos, que para nada "maridan" con la cocina actual. ¿A quién  le apetece un trago de buen vino tinto, tras oler el humo que sale de una bola y que nos recuerda al cordero asado con sarmientos?. Pues a nadie, nos apetecería más si nos metemos entre pecho y espalda un cuarto de lechal de Tarazona que te quita el sentido, o unos huevos fritos con ajos que no hay Madrid Fusión que los sustituya.

1 comentario:

  1. Cuanta razón tienes, yo creo que en la cocina ya no saben lo que inventar, y digo yo, que algo nuevo tienen que inventar para mantener o aumentar el estrellato michelín. ¡¡Vaya que estan cargados de hostias!! Un lechal de Tarazona no, pero unos huevos fritos con ajos sí que van a caer esta noche, regaditos con un rosado navarrico, rico, rico..Rima y todo ;-)))
    Un abrazo!

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