Es una maravilla encontrar un vino con aromas de monte, el sentir en una copa de vino los aromas que desprende el bosque limpio, es una de las sensaciones bonitas que uno puede encontrar en vinos buenos.
Pero el monte es engañoso, algunos vinos también lo son, y tras su apariencia de botella perfectamente vestida nos encontramos con venenos que a la larga, hacen que nuestro organismo se resienta.
Existe pues un paralelismo claro entre las setas y el vino, por favor no dejarse guiar por el envoltorio, ya que la vista es uno de los sentidos que intervienen en la cata, pero no es el fundamental, los fundamentales son el olfato y el gusto.
Decía un amigo mío que el oido también intervenía en la cata, y acercándose la copa al oido decía; ¡Chuletón, chuletón...¡, en alusión a un vino con cuerpo, que a voces pedía una carne roja como mejor opción para acompañarlo.
Amanita phalloides, preciosa seta, mortal de necesidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario