Vinos los hay a miles, en los últimos años me he bebido un montón, pero un gran, gran recuerdo, me lo han dejado unos pocos. Música oigo a diario, y de todo tipo, no me encasillo, igual que intento hacerlo en el mundo del vino, lo mismo oigo flamenco, que rock, que pop, que jotas, y en un año dos pedazos de conciertos me han dejado un recuerdo imborrable, y que casualidad los dos conciertos son de un grupo de aquí de mi ciudad, LOS WALKER.
Durante las recientes fiestas de San Atilano (¡cojones aquí estamos siempre de fiesta!), actuaron en la Plaza de Toros Vieja, y unos pocos seguidores estábamos allí, sonó de maravilla y yo pensaba que no podía entender porqué no estaban haciendo gira por todo España, y porqué esa música que llevaban más de diez años tocando sonaba cada día mejor.
Al día siguiente estaba programada la actuación de un grupo actual, MALDITA NEREA, la plaza estaba a reventar, y muchísima gente tarareaba las canciones, afortunadamente para el cantante, pues a él no se le entendía ni pijo, y además sonaba como el culo.
Mi reflexión era que los Walker son como un buen vino, asentado, con todo el reposo del mundo, con mucho todavía por ofrecer, variando en cada actuación, como varía cada botella buena, ofreciendo mil matices, y Maldita Nerea, no deja de ser sino un básico lambrusco, apto para todos los públicos, pero que siempre es y va a ser igual (de hecho todas las canciones sonaban igual), algo muy simple, y por lo tanto sin futuro, algo tan pasajero como quieran los 40 Principales.
He intentado seguir algo de Los Walker en la web, y lo que encuentro no es lo adecuado, para que este grupo haya de ser conocido por cualquier persona del mundo, y pueda valorar y corroborar lo que estoy diciendo, y por lo tanto habrá que estar atentos a las pocas actuaciones que ofrecen (no por su gusto, evidentemente), una de ellas, de las dos que aludía anteriormente, se celebró en el teatro Bellas Artes de Tarazona, sencillamente mágica, mosntruosamente buena.
Ah, y lo más cojonudo, ensayan en un localucho, a 20 metros de mi salón de casa, con lo que yo podría estar harto de ellos, como lo estoy de las gaitas de los cojones, pero todo lo contrario, cuando tengo tiempo y estan ensayando, dándole que te pego, abro el balcón, me pongo una copa de buen vino, y a escuchar entre otras canciones, una de título VINO ROJO, como el de mi copa, pero el suyo es ya un Gran Reserva, y por como suena, la de vida que le queda por delante.